El mandatario cree que la incorporación de Miguel Ángel Pichetto como vicepresidente le otorga más chances de ganar las elecciones.
Mauricio Macri esta eufórico. El miércoles festejó con sus íntimos los resultados de la jugada política que lo devolvió al centro de la escena. Los mercados volaban y al Presidente le renació el optimismo que en la Casa Rosada se esfumaba después de cada domingo y de cada derrota electoral. Miguel Pichetto había aceptado su propuesta y así Macri retomó la perdida iniciativa electoral.
El martes a la noche se lo vio exultante en Olivos y el miércoles intercambió centenares de mensajes con chanzas para sus íntimos. En la UIA y en AEA se festejó la iniciativa. Sostienen que la incorporación de Pichetto le otorga más chances de ganar al Presidente. Pero centralmente están conformes porque el giro político de Macri implica que está dispuesto a gobernar por consenso -si gana- a partir de diciembre.
Para los “popes” empresarios se trata de una corrección política central: siempre acusaron a la Jefatura de Gabinete de tener una visión cerrada que agigantó los problemas y originó muchos de los traspiés económicos. Así lo interpretan en Wall Street. José María Barrionuevo fue durante años el principal analista jefe del Barclays Bank. El consultor -ahora con buffet propio en Manhattan- comunicó en sus informes: la euforia de los mercados obedece a que Macri dio la señal de que cambiaría el “Pro puro” por una apertura política, en un eventual futuro mandato.
El Bank Of America emitió un informe secreto: “El anuncio fue positivo para la gobernabilidad y las reformas; implica una ampliación de la coalición cambiemos”.
En la UIA existe la información de que Macri podría seguir dando señales en ese sentido, si lo exige la cuestión electoral.
En la Casa Rosada ya evaluaron profundizar los consensos y hacer cambios en el Gabinete para atraer figuras que convoquen. Pero esos cambios -afirman- se aplicarán solo si son necesarios para ganar las elecciones. Se piensa en la época del ballotage y en función de cómo estén las encuestas con los Fernández. Los ministros admiten que Macri se transformó y se convirtió en “militante del triunfo”. Dicen: “Está dispuesto a hacer todo lo necesario, para poder ganarle a Cristina”.
El último viernes en Olivos, el Presidente mascullaba decepción. Había fracasado el intento de incorporar a Juan Manuel Urtubey -que adelantó Clarín- y no lo conformaba nadie de la “tómbola” de candidatos que le acercaba Jaime Durán Barba. Tampoco Macri estaba convencido de volver a explorar dentro del justicialismo. Ese viernes mantuvo un encuentro con Ramón Puerta.
Macri se despachó contra el peronismo y sólo rescató algunas figuras individuales. En esa lista estaban Miguel Pichetto y Juan Schiaretti. El Presidente dice que Urtubey no aceptó su invitación, presionado por un importante banquero. Y descargó: “El peronismo tiene prácticas antiguas”. Pero el lunes, el escenario fue otro. El domingo, Cambiemos acumuló otras fuertes derrotas electorales. Jujuy le dio el primer triunfo, pero sin la holgura que se esperaba. Sin expectativa habló con Sanz, porque el líder radical le respondió: “Yo hice una opción de vida, no vuelvo a la política”. Sanz -como se sabe- mencionó a Pichetto. Pero Macri le encomendó un sondeo previo a Rogelio Frigerio y la operación terminó en éxito. Wall Street aplaudió la jugada. Un trabajo reservado de Sebastián Rondeau, de Merril Lynch pondera la movida. Se titula, exagerando, “Argentina vuelve al Mapa con Pichetto”.
Igual, advierte a sus clientes: “El anuncio es positivo, pero no cambia el juego”. Y agrega: “Creemos que la reacción del mercado entusiasta, fue excesiva. Seguimos esperando una elección apretada”.
Macri sabe de la mala lectura interna que tuvo el acuerdo con Pichetto y por eso dio la orden de respaldar a Marcos Peña y a Durán Barba. En especial, contradecir la versión de que ambos perdieron con la operación. El “gurú” se defendió solo. Archivó sus argumentos anti-peronistas y se comunicó con activos miembros del “Círculo Rojo” para indicarles que era fervoroso defensor del acuerdo. Ivan Pavlosky -el vocero presidencial- repitió en privado : “Durán Barba apoyó la movida. Y no se hace nada sin aprobación de Marcos”. El Presidente tomó otro camino, pero mantiene la confianza en el jefe de Gabinete. Nicolás Caputo -el empresario amigo- explica ante hombres de negocios, cómo funciona esa relación entre Macri y Peña.
Así lo dice: “No se confundan. Ni Marcos, ni Durán entornan a Macri. Ellos elaboran intelectualmente, lo que Macri quiere y decide”. El propio Presidente fue consciente de los moretones políticos de su jugada y por eso laudó a favor de Peña en una insólita interna. Fue una discusión para modificar el nombre del frente electoral. Se reelaboró porque la “marca” Cambiemos espanta votos según los focus group de la Casa Rosada. Alfredo Cornejo habría pedido eliminar “Cambiemos” o cualquier cosa que haga alusión a cambio. Pero Peña se opuso y Macri lo avaló: se dejó el “Juntos por el Cambio”. Nicolás Dujovne hizo un informe al Presidente: prometió para junio una inflación del 2,8 % y en julio del 2,3 %.
Pichetto estuvo ayer en el Gabinete. Preguntó y pidió reuniones con los ministros. Tiene una cosa clara: a diferencia del BCRA, insiste en que no habrá crecimiento, ni esperanza electoral con una tasa del 70 %.